
Ernesto ha abandonado su cultivo CASA CARLOS. Los naranjos de su finca CASA CARLOS en la Sierra de Calderona están demasiado viejos para resistir a la sequía y a las plagas de cítricos. Para el reinicio de su proyecto tiene que cultivar nuevos arboles.
Desde hace 2019 hemos disfrutados de sus mandarinas y de sus naranjas. Recibimos más de 560 kilos, cada entrega perfecta y sabrosa. Queremos dar las gracias a Ernesto. Mucha suerte y energía en lo futuro.
Carta adjunta a la entrega de Casa Carlos: (31.12.2022)
Gracias por confiar en nosotros y nuestro proyecto un año más.
Ya es nuestra cuarta temporada de naranjas en CrowdFarming, y un año más estamos trabajando para que puedas recibir un trocito de nuestra finca en tu casa. Es cierto que este año hemos tenido un verano y un otoño con temperaturas muy altas que han hecho que la fruta tenga un calibre un poco más pequeño que el normal. Sin embargo, en cuanto las pruebes podrás comprobar que tienen muy buen equilibrio entre los azúcares y la acidez resultando un agradable sabor. Como siempre, hemos esperado al momento óptimo para iniciar la recolección, para que la fruta esté en su punto óptimo de madurez. Recibes unas naranjas que han completado su ciclo en el árbol y que no han recibido ningún tratamiento para su conservación, no lo necesitan.
Toda nuestra finca tiene desde el mes de julio de 2021 la certificación Ecológica y desde noviembre del mismo año la certificación Demeter en Agricultura Biodinámica. Puedes tener la tranquilidad de que cultivamos en armonía con la naturaleza, no utilizamos ningún tipo de producto tóxico y seguimos las normas de una agricultura plenamente orgánica y sostenible.
Encontrarás frutas de distinto tamaño y aspecto en la caja, es normal. No es lo mismo una fruta que se ha desarrollado en la cara Norte del árbol que otra en la cara Sur, hay diferencias entre los árboles y entre las propias ramas, la naturaleza es variada y nuestra fruta también.
Esperamos que disfrutes nuestras naranjas, al menos tanto, como nosotros lo hemos hecho al cultivarlas.
Ernesto Escribano
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